“No eres para nada profesional porque tienes que saber manejar estas cosas”, le dijo en la agencia donde trabajaba cuando denunció el acoso a un hombre.
Durante los 20 años que Luana trabajó en el servicio doméstico, ha sido víctima de acoso sexual en varias ocasiones. Cansada de tener que lidiar con este tipo de casos, decidió hacer oír su voz en Salvados para denunciarlos: «Es una realidad que nos pasa a todos».
Aunque ha pasado el tiempo las huellas que deja el acoso sexual siguen muy presentes en ella. Recuerdas cómo fue la primera vez.
«No sabes qué hacer, estás atónito»
“Fui a reemplazar a un amigo, el abuelo me pidió que me sentara a su lado y luego empezó a tocarme, quería que lo agarrara por completo. En este momento te pones muy enfermo, no sabes qué hacer, estás confundido porque estás en medio de la noche cuidando a una persona mayor y no puedes dejarla, no puedes irte por miedo a tu jefe«, cuenta.
En otra ocasión, Luana tuvo una situación aún peor: “Luego vino otro episodio más fuerte, conseguí trabajo en una agencia para cuidar a un hombre los fines de semana. Pagaban muy bien. , pero cuando llegó la noche, cerró la puerta con llave y habló de morbosidades […] A veces la gente no tiene que tocarte para ser atacada fue abuso, humillación«.
Cuando denunció el acoso, le dijeron que no era profesional.
La presión a la que la sometieron fue tal que terminó «temblando de miedo» y cuando denunció acoso sexual en la agencia donde trabajaba, le dieron una respuesta que la dejó paralizada. : «Eres muy poco profesional porque necesitas saber cómo manejar estas cosas«.
«El hecho de que un abuelo venga a tocarte los senos, por muy mala que esté la cabeza, duele mucho […] Ni te preguntan dan por hecho que tienes que irte a la camaSi al menos te pedimos que te permitas el lujo de decir «no» … «, se queja.
Acoso sexual en el trabajo, muy presente en el servicio doméstico
Según datos de la Fundación Irla, el 10% de las mujeres que laboran en el servicio doméstico son víctimas de abuso sexual, una triste realidad que Luana vivió en persona y también vio en su entorno: “No conozco a ninguna compañera que no ‘No sufrió ninguna situación. Si no lo tocaron, lo tocaron o lo pusieron en sus manos, la primera vez que se evita, la segunda vez que no y la tercera vez que quieres ir. ¿Qué tipo de vida es trabajar y extender la mano para tocarme y querer frotarme? »
Luana decidió levantarse y dejar de trabajar con hombres mayores: «No quería pasar más por estas situaciones». Ahora está ayudando a otras mujeres que están pasando por el mismo infierno.
Imagen de lasexta.com
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