Basket: Odio a sadiel rojas – Interdeportes
Es posible que muchos de ustedes no sepan el nombre de Christian Laettner, considerado uno de los mejores jugadores que ha cruzado la NCAA, donde hizo cuatro Final Four, ganó dos títulos y fue el autor de la canasta ganadora más importante de la historia de la competición. Su trayectoria en el «Los diablos azules» de la prestigiosa Universidad de Duque, esto le valió dos premios destinados solo a los funcionarios electos: alcanzar el puesto número 3 en el Draft (cuidado, detrás Shaquille O’Neal y Alonzo de luto) y lanzó la convocatoria para que la selección de Estados Unidos participe en los Juegos Olímpicos de 1992. Insisto: el Dream Team, el auténtico, el único, el fetén; aquel en el que convergieron Michael Jordan, Larry Bird y Magic Johnson con el resto del staff que hoy forma parte del Salón de la Fama. Pues nuestro protagonista fue el jugador número 12 de este prestigioso equipo. Enorme.
Sin embargo, la carrera de Christian Laettner No cumplió con las expectativas generadas y su éxito se vio empañado por su mala fama, consolidando una etiqueta que camuflaba sus grandes virtudes. Su comportamiento rebelde, juego provocador, continuas explosiones, dentro y fuera de la cancha, entre otros comportamientos, lo han convertido en el jugador más odiado de la historia del baloncesto. Una línea de camisetas con el mensaje. «Odio a Christian Laettner» Series y series agotadas para la venta al público en general del baloncesto universitario y la NBA. Las canchas estaban llenas para recibirlo y reprenderlo, para incomodar el juego y, así, poder odiarlo.
Como en cualquier cómic PREGUNTARSE, la historia del baloncesto no se entendería sin sus antagonistas. Un superhéroe no sería tan relevante si no compitiera con un supervillano.
¿Fue este un ejemplo de juego limpio Drazen? Petrovic? ¿Han visto más golpes en un partido de los que han recibido? Fernando martin y Audie Norris?
¿Sabes quién es actualmente el jugador más odiado de la NBA? Se llama James lebron. Te acuerdas Dennis rodman? Sí, Denis. Elevar. El que le pegaba a cualquiera que tomara de frente un rebote, el que miraba con desprecio a sus rivales y no les echaba una mano para levantarse. El mismo que desapareció dos días en Las Vegas sin previo aviso, justo antes de un partido de playoffs. Pero en el mismo lugar que su mala fama, se encuentran cinco anillos de la NBA. Tres de ellos a continuación Michael Jordan, que tiene mucho que agradecer al bueno de Rodman por su éxito.
Igualmente odiado en la Liga Endesa es Sadiel Rojas, aunque con un estilo muy diferente al de los jugadores mencionados anteriormente. El jugador dominicano del UCAM Murcia llegó a España hace ocho años en busca de una oportunidad en la máxima liga europea. Desde entonces, no se ha perdido ningún juego. Su desarrollo desde la primera temporada que aterrizó en la capital de Segura ha sido muy favorable en cuanto al conocimiento del juego y al uso de sus recursos técnicos y físicos. Nunca escatimó ni una pizca de energía. Su sangre hierve a una temperatura diferente a la de cualquier ser humano. Sus ojos ven una pelota sin dueño y el único objetivo es atraparla. Durante la defensa constante de un oponente, su marcación es molesta, pesada, incómoda … una auténtica molestia. Quiere ganar, proteger a sus compañeros y defender su escudo a toda costa.
Su forma de jugar ha generado innumerables conflictos con otros jugadores. Conflictos en el juego, pero nadie puede decir que haya sido herido o atacado. NADA. Sin embargo, vimos a Rojas salir de la habitación en una ambulancia dos veces, desmayarse y también perder algunos dientes. Pero estas imágenes no lo convierten en una víctima y tampoco quiere aprovecharse de ellas. Completamente al contrario. No tiene el menor rencor. Lo ve como parte de su trabajo y lo acepta como tal. Sin ningún tipo de queja. Tampoco busca utilizar la dramaturgia ni suscitar polémica en las redes sociales tras estos accidentes. Tiene un lema eterno que ha recurrido a su máxima: «lo que pasa en el suelo se queda en el suelo».
Porque la imagen creada de Sadiel Rojas como jugador no se parece en nada a lo que es como persona. El mejor embajador del turismo en la Región de Murcia y sus costumbres gastronómicas ama sobre todo a las personas que lo rodean. Se sienta con cualquier amante desconocido a tomar un café en la Plaza de las Flores. Llegó a tener un equipo social formado por niños y niñas desfavorecidos llamado «Los guerreros de Rojas», donde pasó horas entrenando desinteresadamente con ellos y viendo sus partidos. Colabora con diversas asociaciones benéficas, que por ejemplo luchan contra los problemas de salud mental que sufren muchos jugadores extranjeros cuando se ven solos en diferentes países y culturas. Por eso lidera el grupo de estadounidenses que juega el UCAM Murcia dentro y fuera del campo. Dedica tiempo a sus compromisos laborales y familiares (acaba de convertirse en padre) para que sus compañeros reciban la mejor atención posible.
Sin complejos, acepta su etiqueta de villano en el juego, en la empresa. Pero de ninguna manera debe pasarse por alto su dedicación a un equipo, una ciudad y un deporte que ama.
En los 90, cuando todos los niños de Estados Unidos querían ser Michael Jordan, Sadiel Rojas yo quería ser como Rodman. No le interesaba sumar puntos, sino rebotar; No quería importar, quería ganar. Su fuerza mental y física está siempre a disposición del grupo, siempre a disposición del equipo.
Han pasado los años y este especialista defensivo en el que pocos se fían, tuvo que labrar el futuro en una pequeña universidad de Segunda División. A través de su fuerza, trabajo duro y confianza, logró ganar el título de la G-League con los Fort Wayne Mad Ants, así como el premio que lo acreditó como el mejor defensa de la competencia. Entre sus compañeros y cuerpo técnico, ha destacado la figura más visible emocionalmente de un entrenador ayudante que ha pasado horas y horas trabajando con Sadiel. Un exjugador legendario, un campeón olímpico, un jugador odiado, el más odiado: Christian Laettner.
Porque nada es casualidad. Si bien existe una Liga de Hombres Extraordinarios formada por superhéroes, en algún lugar del mundo hay una Liga de Supervillanos tan necesaria como la primera. Ambos moldean y dan forma al deporte que tanto amamos. Ambos ayudan al baloncesto a tener una amplia gama de emociones.
Odialo sin complejos, ódialo, pero no le faltes el respeto. Odio a él pero no mientas. «Odio a Sadiel Rojas». Amo a Sadiel Rojas.
Felipe Meseguer
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!